Hace unos años se introdujo como método y formando parte del sistema educativo el uso de pantallas tipo tablet.
Desde un primer momento, me mostré escéptico con ello. Quizá por carecer de información suficiente o quizá por no tener estudios necesarios para su concreción.
Antes de mi paternidad, veía con extrañeza a tantos progenitores que facilitaban y entregan a sus retoños, sea una tablet o sea un móvil para calmarlos, relajarlos o, simplemente para que se callaran.
He viajado en avión, en tren, en autobús o simplemente caminando por la calle o estando sentado en una terraza y esa situación ha sido recurrente.
Ahora, como padre, reconozco que la posición más cómoda o fácil es facilitar y entregar la tablet o el teléfono a tu hijo para continuar haciendo tus propias cosas, o simplemente sentarte con un momento de tranquilidad, quizá por ello lo intento evitar al máximo, porque no quiero educar a mi hijo de esa manera, pues pienso, que ya tendrá tiempo de utilizarlas y que, ahora, resultará más beneficioso utilizar otro tipo de métodos que puedan desarrollar sus habilidades, la concentración y la imaginación.
Para preparar este artículo, he tenido la oportunidad de ilustrarme un poco más sobre los efectos que puede tener para nuestros hijos e hijas el uso a una edad muy temprana de esas pantallas y resulta que el uso excesivo de dichas pantallas puede tener efectos negativos para el desarrollo de los niños y niñas.
Uno de los efectos nocivos se traducirá en los problemas de visión. Muchos de nosotros, en especial quienes trabajamos con pantallas, hemos visto cómo muchos días padecemos problemas visuales por el uso excesivo y reiterado de las mismas. Algunos estudios relatan que la exposición de forma prolongada a una edad tan temprana a ese tipo de pantallas puede provocar daños irreversibles en la retina. En el mismo sentido, un estudio de la Universidad Europea de Madrid revela un cierto incremento de la miopía entre niños de 5 a 12 años e incluso la OMS pronostica que en año 2050 cerca del 50% de la población mundial padecerá miopía.
Otro de los efectos asociados al uso de las pantallas es el trastorno del sueño. No me hacen falta estudios para ello, porque eso mismo he podido comprobarlo en mi primera persona. Muchos días, tras una larga exposición a la pantalla de la tablet o del portátil, ya sea trabajando o, en especial, cuando estudiaba, me costaba conciliar el sueño. Por eso muchas veces, me suele acompañar un libro en formato papel, el tradicional, y una libreta para tomar anotaciones. Llamadme vintage, pero la escritura en pluma y el olor de tinta es uno de esos placeres de los que sigo disfrutando.
Existen otro tipo de estudios que indican que el uso prolongado de las pantallas puede afectar tanto al desarrollo cerebral, como al desarrollo de las habilidades sociales o, incluso el sedentarismo. Me voy a parar en estos puntos.
Partimos de la base que la utilización de las herramientas tecnológicas nos facilitan muchas tareas, más si añadimos la inteligencia artificial y el internet de las cosas, con sistemas prácticamente automatizados que nos darán una mayor facilidad en la realización de otras tareas para que podamos ganar en comodidad y dedicarnos a otro tipo de tareas. En mi caso, utilizo tanto la inteligencia artificial como esta tecnología para intentar automatizar procesos y estar y permanecer más tiempo con los míos.
Pero también es cierto, que esta facilidad que obtenemos provoca que algunas veces dudemos de algunas de esas operaciones automáticas que hasta entonces realizábamos, ¿nos podemos imaginar cómo a esas nuevas generaciones, que aprenderán directamente de esas operaciones automáticas, desconocerán el proceso para alcanzarlas? Ese problema ya lo observamos con algunos ejercicios de matemáticas o la lectura de algunos libros, que recurren a la inteligencia artificial para hacer un resumen del mismo. Mi generación se acordará de la página web de el rincón del valgo en donde encontrabas muchos trabajos que utilizabas en el colegio o el instituto.
¿Y qué decir del desarrollo de las habilidades sociales? Hemos pasado del máximo respeto, al atrevimiento y, ahora, confluyen en la actualidad quienes son osados y desproporcionados y a interactuar mediante un deslizamiento de dedo en una pantalla del smartphone. Podríamos hacer una lista de series, películas y libros que nos hablan de esas actitudes y situaciones, como por ejemplo algunos capítulos de la serie de éxito Black Mirror o la obra de Marc-Uwe Kling Qualityland , libro que por cierto, estoy acabando y que próximamente comentaré en esta página.
Concluyendo y en mi opinión, la nueva tecnología está muy bien, la tenemos que tener, saber utilizarla y, en especial, poner límites, pero cuando se trata de nuestros menores, deberemos extremar las precauciones y, bien es cierto que dejarle un smartphone o una tablet los puede relajar un tiempo, pero no olvidemos que ellos son niños y necesitan desarrollarse y, para eso, lo mejor es jugar con ellos y permitirles interaccionar sin que ello suponga hacerlo a través de la pantalla de un ordenador o de una tablet.
“Cuando tienes niños, no quieres que estén pegados a las pantallas. Es suficiente hacer un mal uso de las cosas tú mismo. No quieres que tus hijos hagan lo mismo.”
Steve Jobs








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