En el día de hoy me ha llamado una noticia que he tenido que pararme a su lectura, básicamente porque comentaba la fuerte caída en bolsa de las aplicaciones móviles de contactos.

Esta noticia puedes leerla aquí

https://www.lavanguardia.com/dinero/20231119/9386692/negocio-amor-desploma.html

Concretamente, la reportera Antonia Justicia nos resume la fuerte caída de las aplicaciones de citas, como Tinder o Bumble hasta el punto en el que el modelo de negocio de las citadas aplicaciones se encuentra completamente hundido.

Las citadas aplicaciones observaron y tuvieron su fuerte crecimiento durante la época de la pandemia, en la que muchas personas decidieron utilizar dicha red con ánimo de socializar, es decir, de crear todo aquello que no podían obtener por estar confinados.

Confieso que estuve un tiempo (mucho antes de la pandemia) probando las citadas aplicaciones, no todas ellas y, sinceramente, la experiencia no es que resultase ser muy gratificadora.

Llámeme retro, pero reconozco que el mero hecho de interactuar y conocer a alguien siempre me resultará más cómodo hacerlo cara a cara que a través de una pantalla.

Más si nos encontramos en el mundo actual, en el que nos encontramos con el crecimiento y adecuación de la inteligencia artificial al mundo actual, hasta el punto que en ocasiones, te puede resultar difícil o, incluso, casi imposible distinguir cuando nos encontramos ante una persona real y cuando no.

Ahora, me imagino utilizar el sistema de conexión de la IA, haciendo las correspondientes preguntas adecuadas al prompt de cualquier inteligencia artificial y esperar que haga lo suyo. En realidad, durante el tiempo en el que lo estuve usando, siempre tuve mis serias dudas de la existencia de la otra persona de la línea, máxime cuando descubrí que algunos contactos habían sido generados por la propia aplicación para facilitar el consumo de los mensajes y conduciendo, de esta manera, al usuario a la versión de pago si quería continuar interactuando con ese match.

La utilización de esas aplicaciones, el contacto y la limitación de los mensajes a enviar, según recuerdo, me provocaban un fuerte estrés y una gran inquietud, mas cuando podía generar ansiedad cuando pasabas un tiempo prolongado sin obtener un match o sin obtener un mensaje.

Eso es lo que nos creaban estas redes sociales que buscan a determinadas personas desesperadas o aquellas personas que indican que nada o poco tiempo tienen para fijar relaciones.

Ahora ya, tras más de siete años sin utilizar esas plataformas, debo confesar que no las extraño lo más mínimo, sino al contrario, aún me hago cruces de que haya habido un tiempo en mi vida en la que existía cierta dependencia de esas aplicaciones.

Y es que, dada la facilidad tecnológica en la que nos encontrarnos, puede resultar muy simple tener addición a las mismas y a la vez, muy difícil descontaminarse de ellas, porque las tenemos en todos los sitios y, además, las necesitamos para realizar determinadas aplicaciones, aunque todo sería negociable.

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Volviendo a la caída de dichas plataformas, en cierto modo, no me sorprende, más cuando se han ido levantando todas y cada una de las restricciones que fueron aprobadas por los ejecutivos. Atrás queda ya aquella época en la que utilizábamos las aplicaciones de «ligoteo» para interactuar.

En realidad, cabe decir que hemos vuelto a lo tradicional, a conocer a una persona real, sin avatares y sin inteligencias artificiales que nos pueda plantear un escenario tipo con una serie de oscuras intenciones. Sin embargo, eso no quita que las personas a las que nos conocemos no nos creen una situaciones ideales para conseguir sus objetivos, pero ese riesgo ya dependerá de la propia persona, de su inventiva y capacidad de imaginación y, por supuesto, ya lo teníamos antes de que aparecieren las aplicaciones de citas.

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Soy Xavi

Padre de Familia, Abogado, Mediador. En ocasiones, escribo, doy charlas, hago fotos y viajo. Este es mi blog completamente personal, con comentarios personales.