Cuaderno de Bitácora

Muchos de los viajeros frecuentes difícilmente llegarán a olvidar algun viaje con algún que otro problema. De hecho, la cantidad indemnizatoria que nos abonaría la compañía en caso de retraso en el vuelo (a partir de las 3 horas), cancelación de vuelo, denegación de embarque o pérdida de equipaje, no llega a cubrir, muchas veces, los grandes gastos que ello nos provoca, además de los emocionales y morales.

Por ejemplo, yo he llegado a tener cancelaciones de vuelo, retrasos y, ahora, denegación de embarque.

Hoy tenía agendado un viaje de vuelta a casa que lo tenía reservado desde hace varios meses. Sin embargo, en el momento del checkin tuve un pequeño problema: no tenía asiento!

Al llegar al mostrador me confirmaron que la compañía había vendido más billetes que asientos, pero… ¿cómo es eso posible?

Se me ocurren muchas posibilidades, pero la que más coge fuerza es que muchas de esas ventas no las tenía controladas la compañía per ser paquetes vacaciones o por la compra a través de otras plataformas que no sea la oficial.

Evidentemente y personándome en la puerta de embarque, así era, porque la gran mayoría de personas con billete eran grupos completamente grandes.

Mi pensamiento me hizo quedarme en ese momento porque al ser un solo pasajero me iban a poder permitir volar sin ningún tipo de limitación, pero en realidad, no fue así. Aprovecharon para completar los huecos por grupos familiares. De este modo, me tuve que quedar en tierra.

Me dieron diferentes opciones desde viajar al día siguiente (asumiendo la compañía los costes de hotel, refrigerios y nuevo billete) o dejar la documentación para que me formalicen el pago del retraso y volver por mi cuenta.

En este caso, tenemos el problema de ¿qué prima más? Irme a un hotel y descansar a gastos pagados o ¿ intentar volver a casa por todos los medios? Hace años, tendría claro cual sería mi decisión, pero ahora, mi situación ha cambiado y, con ello, ahora prima mucho más intentar llegar a casa lo antes posible.

Por eso tuve que volver sobre mis pasos, coger el tren hacia destino y una vez llegué al destino hacer transbordo y dirigirme al aeropuerto a recoger el vehículo que lo había dejado allí.

En definitiva, toda una gran aventura que, para poder llevarla a cabo necesitas no irte (eso nunca) con el dinero justo para un viaje por que no sabes cuando vas a tener una pequeña emergencia.