Cuaderno de Bitácora

Sinopsis:

Hace treinta y cinco años, Imanol Azkarate fue secuestrado y ejecutado, pero sus dos asesinos nunca fueron detenidos ni identificados. Uno de ellos, Jose Etxebeste, conocido restaurador guipuzcoano, guardó todas las cartas y los dibujos que hizo el secuestrado durante el cautiverio. Ahora ha decidido confesar su crimen y dar todo ese material a Aslane, la hija de la víctima, y entregarse al comisario Ignacio Sánchez, el policía que investigó el secuestro. Sin embargo, Jose solo confesará si Sánchez reconoce a su vez que fue un despiadado torturador. Mientras pugnan por conciliar su pasado armado con un presente sin rencor ni violencia, los resortes durmientes de la Organización se movilizan. Antiguos militantes que, como Etxebeste, nunca fueron detenidos, y que no tienen ninguna intención de confesar y cambiar sus comodas vidas en la Euskadi del posconflicto, tratarán de detener ese acercamiento por todos los medios posibles.

Purgatorio, la extraordinaria primera novela del periodista y reportero de investigación Jon Sistiaga, retrata un País Vasco donde las culpas no se entierran ni se esconden, sino que afloran y se reconocen. Habla de una tierra sembrada de armas oxidadas en zulos abandonados, de traiciones, lealtades y secretos atroces, de terroristas arrepentidos, terroristas orgullosos y víctimas que no pueden cerrar su suelo. Purgatorio es también un tenso thriller que mantendrá al lector en vilo hasta la última página, pero es, sobre todo, ese lugar donde se debe reconocer el mal hecho y tratar de sanarse.

Comentarios:

Inicialmente, debo confesar, que no sería uno de esos libros que me llamarían la atención de una forma directa, es decir, que tendría otro tipo de preferencias, básicamente porque el estilo no resulta ser uno de mis predilectos.

Eso lo que conlleva es la tremenda sorpresa en su lectura, una lectura que, como se nos indica en la sinopsis, nos mantiene enganchados a través de la historia de varios personajes: los terroristas junto al secuestrado, el Comisario y la hija de la víctima, para acabar convergiendo en un gran final de la historia.

Tras su lectura, muchas sensaciones y pensamientos me vienen a la cabeza a modo de reflexión, lo que a la vez, me dificulta intentar empatizar con determinados pensamientos.

Por un lado, en la novela se deja patente la capacidad de influencia de determinadas personas para hacer que otras tantas hagan lo que desean, esa capacidad de persuasión es lo que marca la capacidad de decisión y participación de los mismos, es decir, el dejarse influenciar por falsas promesas o expectativas de algo que podrían conseguir y para ello tienen que hacerlo mediante la violencia. Tristemente, aquello que se dio, en la actualidad lo estamos viendo en determinadas comunidades, pues la historia siempre es la misma.

Esos idearios intentan convivir y tener su propia existencia incluso, con aquellos a quienes desean destruir, porque, por el otro lado, tienen ese brazo armado que hacen todo el trabajo sucio, ese brazo son los primeros que mueren, los primeros detenidos, y los primeros que destruyen su propia vida y la de sus familiares. ¿y todo para qué?

A esa reflexión nos conduce el autor, en relación a los miembros de la Organización.

En otro lado, tenemos la imagen de la impotencia representada por las víctimas, quienes muchas de ellas nunca llegaran a saber las causas que motivaron el asesinato, la impotencia de saber sobre los familiares asesinados. Esa impotencia se refleja en Aslane, quien ante su incredulidad, sufrió un duelo en el momento del fallecimiento y también en un momento posterior cuando descubrió quien fue realmente el asesino de su padre.

Por último, tenemos a los agentes que investigaron el caso y que lejos de representar el lado bueno, los tenemos desde un punto de vista oscuro, como el de los miembros de la Organización, en esa terna y lucha que llevaron ambos lados y que entre ambos dejaron, como siempre suele pasar, las mismas partes como víctimas, los propios ciudadanos.

El libro me ha parecido muy bueno, para invitarnos a la reflexión, pero evidentemente, poco puedo opinar del conflicto vasco y mucho menos posicionarme en ninguno de ambos lados, lo único que puedo valorar es, la situación de todas aquellas víctimas que sufrieron y perdieron mucho, algo similar a la conclusión que alcancé con la obra de Mario Calabresi.