Pongamos que hablamos de ser espontáneos

Hace más de un mes que no me paso por aquí, no está nada mal para alguien que se había autoimpuesto la obligación moral de escribir por aquí, al menos, una vez a la semana.

Muchas cosas habían y han pasado desde entonces, afortunadamente o desafortundamente, ninguna de las esperadas, pero lo que si que no tengo ningún tipo de excusa es no cumplir con mi obligación moral.

Sin embargo, me lanzo y vuelvo a todos y cada uno de esos días y, en ocasiones por la existencia de imprevistos y, en otras, por falta de motivación para hacerlo, sinceramente, no me salían las palabras y cuando me empezaban a salir, me inundaba el cansancio y mi mente se acaba bloqueando.

Verdaderamente, si algo hay que afirmar es que proponerse metas u objetivos puede resultar una tarea importante y relevante, pero lo que resulta mucho más complicado es tener esa capacidad para mantener esa constancia y dedicación e implicación para poder llevarlas a cabo.

Motivos se me ocurren varios, como la falta de disciplina o porque, en realidad, esas metas u objetivos no han sido elaborados oportunamente o pueden obedecer a pequeñas necesidades temporales.

Fijarse recordatorios con esas metas u objetivos pueden ayudar, pero a fin de cuentas, son sólo eso, recordatorios.

Por ejemplo, hace dos semanas tenía un post preparado, de hecho, tenía la estructura para hacerlo, pero muchas fueron las circunstancias que me llevaron, finalmente, a no escribirlo, concretamente, el estado anímico.

La semana pasada, di un paso más, lo tenía todo, empecé a redactar unas primeras líneas, sin embargo y debido a un imprevisto, tuve que pararlo, interrumpirlo y, esperando retomarlo más adelante, pero luego me inundó el cansancio y, cuando desee retomarlo, ya carecía de sentido.

Hoy, sin embargo, lejos de lo que me podría imaginar y en la que, sinceramente, no había ningún tipo de motivación para la realización de la escritura de este post, he abierto el ordenador y me puse a escribir.

Contrariamente, a lo que me suele ser habitual, hoy estoy escribiendo tal como si estuviera tomando el café con alguien y le estuviere explicando, sin ningún tipo de programa, sin ningún tipo de estructura (quizá ya lo estás notando), y lo estoy haciendo, simplemente, mientras uno está esperando a que finalice una lavadora que había puesto para aprovechar este día soleado.

Y es que, en ocasiones, nos podemos encontrar que estemos muy preparados para hacer una determinada tarea, pero en realidad, siempre busquemos algún tipo de excusa para realizarla; mientras que, en otras ocasiones, simplemente empezamos y sin darnos cuenta, ya lo tenemos liquidado.

¿Tiene algún tipo de explicación? Muy probablemente, pero como en este post me he propuesto, simplemente redactar sin mirar atrás ni siquiera detenerme, pues es fruto de una espontaneidad del día de hoy dentro de mi versión 4.1, honestamente, ni siquiera voy a averiguarlo. Quizá en otro día, releyendo este artículo (si los suelo releer con frecuencia) me de por dar algún tipo de respuesta sensata a esta espontaneidad.

Así que, sabiendo que no voy a llenar el cupo del texto y viendo que la IA me está puntuando muy bajo el grado de lectura, acabando de escuchar el pitido de la lavadora conforme ha finalizado, procederé a liquidar este post, tenderé esa ropa y saldré a aprovechar este magnífico día soleado, porque la vida, en resumen, no es únicamente ni redes sociales ni cosas que se comparten de forma diaria, la intimidad es todo un grado.

Enjoy.

Deja un comentario

Soy Xavi

Padre de Familia, Abogado, Mediador. En ocasiones, escribo, doy charlas, hago fotos y viajo. Este es mi blog completamente personal, con comentarios personales.