Vuelta al cole: cuando los planes perfectos se encuentran con la realidad

Mañana, lunes 8 de septiembre, comienza oficialmente la «vuelta al cole» para muchos. Los niños regresan a las aulas, los horarios se reactivan y, con ellos, esa sensación de que el verano ya es solo un recuerdo. Como padre, abogado y alguien que intenta mantener un equilibrio entre lo personal y lo profesional, este momento del año siempre me hace reflexionar sobre cómo planificamos nuestra vida… y cómo la vida, a veces, tiene otros planes.

El arte de planificar (o intentarlo)

La semana pasada, me senté con una libreta, el portátil y un largo café para organizar el arranque del curso, tanto personal como profesional. Las listas eran interminables: preparar la bolsa para el centro escolar (afortunadamente, aún no estoy en la fase de pelearme con el material escolar), horarios de extraescolares, citas con clientes, plazos de trabajo y, por supuesto, un hueco para mis actividades deportivas: escalada, running y fitboxing (sí, siempre lo incluyo, aunque suelen ser lo primero en caer).

Mientras organizaba todo esto, no pude evitar recordar cómo, al inicio del verano, hice una lista similar… y más del 60% de esos planes se quedaron en el camino. Por ejemplo, tenía planeado preparar un recurso de casación durante las vacaciones, pero entre el caos estival y la dificultad para encontrar momentos de concentración, terminé trabajando noches sin dormir en la primera semana de septiembre para cumplir el plazo. 

Y luego está lo del coche: a mitad de vacaciones, me di cuenta de que una rueda se desinflaba con facilidad y el rodaje del neumático estaba muy desgastado. Tuve que llevarlo al mecánico, donde me cambiaron las ruedas y me soltaron la sorpresa: «¡Has estado conduciendo con una rueda pinchada!». ¡Con razón se desinflaba!

Ese imprevisto no estaba en mi agenda, pero me recordó que, aunque planifiquemos con optimismo, no todo está bajo nuestro control.

¿Procrastinación o imprevistos?

Cuando las cosas no salen como planeamos, es fácil caer en la autocrítica. «¿Por qué no lo hice antes?», «¿Cómo no lo vi venir?».

Pero, después de años lidiando con estas situaciones, he llegado a una conclusión: no cumplir al 100% con nuestros planes no siempre es procrastinar. A veces, simplemente, la vida pasa, como consecuencia de unos hechos o acciones que hayamos hecho o sean de otras personas con las que nos encontremos en ese momento.

Si hablamos de procrastinar, hablamos de dejar para mañana lo que puedes hacer hoy por pereza o falta de motivación. Pero cuando un imprevisto te obliga a cambiar de rumbo —un niño enfermo, una rueda pinchada, una reunión inesperada—, no estás procrastinando. Estás enfrentándote a las vicisitudes de la vida, que no siempre encajan en nuestras agendas. Y aquí viene la gran pregunta: ante esto, ¿nos lamentamos o nos adaptamos?

La flexibilidad como superpoder

Opino, firmemente, que la respuesta es que no podemos lamentarnos por algo que, precisamente, está fuera de nuestra ámbito de control, con lo cual, lo que opino es que debemos ser flexibles y resilientes. Lamentarse por lo que no salió como queríamos es una pérdida de energía.

En cambio, adaptarnos nos da una especie de superpoder: la capacidad de seguir adelante, de encontrar soluciones y de aprender en el proceso. Como padre, he aprendido que los planes con los niños son más bien una guía aproximada; como abogado, sé que los plazos y las citas a veces requieren malabares; y como persona, entiendo que no todo está en mis manos.

Esta vuelta al cole, por ejemplo, he decidido ajustar mi enfoque. En lugar de frustrarme porque no todo sale según lo planeado, me estoy dando permiso para improvisar.

Durante las vacaciones, probé algo parecido: tenía fechas de salida y llegada, pero dejé las pernoctaciones y planes intermedios a la improvisación, aceptando los riesgos. ¿El resultado? Un viaje más relajado y lleno de momentos inesperados. Ahora, aplico esa filosofía: si no llego a la clase de fitboxing, la muevo a otro día; si una reunión debe posponerse por una emergencia, se pospone. ¿Lógico, verdad?

Un consejo práctico para la vuelta al cole

Si, como yo, estás en medio de este torbellino que es el inicio del curso, aquí va un consejo: haz tus planes, pero déjales márgenes. Piensa en tu agenda como un cuaderno con espacio en blanco entre las líneas. Esos espacios son para los imprevistos, para la vida real. Y cuando algo no salga como esperabas, recuerda que no estás procrastinando; estás viviendo. Sé flexible, ríete de los tropiezos y sigue adelante.

La vuelta al cole no es solo el regreso de los niños a las aulas; es también una oportunidad para nosotros, los adultos, de recordar que la vida es un equilibrio entre lo que planeamos y lo que realmente sucede. Así que, este lunes, respira hondo, coge tu café y dale la bienvenida a la flexibilidad. Al final, es lo que nos permite seguir creciendo, incluso cuando los planes se desvían.

¿Y tú, cómo llevas esta vuelta al cole? ¿Cuál ha sido tu imprevisto estrella de esta semana? ¡Cuéntamelo en los comentarios!

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Soy Xavi

Padre de Familia, Abogado, Mediador. En ocasiones, escribo, doy charlas, hago fotos y viajo. Este es mi blog completamente personal, con comentarios personales.