Este año he decidido iniciar esta temática porque iniciamos el año del dragón, año que, según la cosmología china, simboliza el poder, la prosperidad, la buena fortuna y se suele relacionar con periodos de cambios significativos, innovación y avances. En mi post anterior, me centré, principalmente, en los objetivos de principios de año y si se debían compartir para evitar su procrastinación, su olvido o su abandono.
Ahora bien, ¿cómo podemos preparar y diseñar nuestros propios objetivos?
La respuesta podría resultar simple y sencilla, siendo claramente en coger un trozo de papel y un bolígrafo y empezar a escribir; pero en realidad, no es tan fácil.
Debemos entender por objetivos aquello que se quiere lograr y, éstos deberían ser completamente claros, específicos, medibles, alcanzables, relevantes y tener un plazo definido.
Únicamente así podríamos hablar de una serie de objetivos en una forma estricta, mas si cabe, por la sencillez que deben tener para poder ser recordados con facilidad y evitar, con ello, el fácil olvido de los mismos.
Si empezamos a indagar en muchas librerías o incluso preguntando a la IA (si, estoy desconectándome de Google para realizar determinadas preguntas), podremos observar cómo se nos plantean múltiples sistemas para ayudarnos a la configuración y preparación de nuestros objetivos. En próximos posts, me centraré en esos objetivos más populares, como el método S.M.A.R.T (específico, medible, alcanzable, relevante y temporal), el método P.U.R.E. (Positivo, Entendido, Realista y Ético) y el método C.L.E.A.R. (Colaborativo, Limitado, Emocional, Apreciable y Refinable).
Pero sin lugar a dudas, uno de los puntos más importantes en el momento en el que decidimos fijar nuestros objetivos o metas, consiste en decidir si incluimos una serie de pasos para poder ir alcanzando esos objetivos, es decir, bajo una meta más amplia y haciendo pequeños pasos completamente medibles. Sería como recorrer un mundial e ir partido a partido hasta alcanzar el final. Pero es más, en este caso, nos provocará que debamos realizar y ejecutar un plan de acción y realizar un cronograma que nos permita el inicio, la revaluación y la medición del progreso.
Para ello, particularmente me gusta la utilización de varias herramientas que permiten configurar dichos objetivos, como la utilización de la metodología OKR (Objetivos y resultados clave), que también detallaré en profundidad en otro post.
Una vez tengamos fijados nuestros objetivos y, en caso de tenerlo, hayamos hecho partícipes a nuestros colaboradores, resultará importante tanto la medición como la revaluación para poder controlar que vayamos por el camino correcto.








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